viernes, 13 de mayo de 2016

La Casa Embrujada De Orizaba (la regalan a quien logre pasar una noche entera adentro).

En lo que ahora es Sur 2 esquina con Poniente 5, frente donde se encontraba la tienda Contino, en la ciudad de Orizaba, Veracruz, México; se encuentra una casa antigua, de la que solo pueden verse unas ruinas desde el exterior. Un portón apenas oculta una entrada hacia lo desconocido. Tal vez de los casos más extraños y difíciles de comprobar o explicar debido a la falta de divulgación o al olvido que se le ha dado.

No se sabe precisamente en que tiempo sucedió el primer fenómeno sobrenatural de esta casa, pero la leyenda nos cuenta, que en la calle (actualmente frente donde estaba Contino) se encontraban jugando unos niños, lo que empezó como un juego, termino en un alboroto y escándalo, cuando uno de los niños lanzó una piedra hacia el interior de la casa, a lo que momento después, la misma regresó, cual si fuera de vuelta con misma fuerza hacia el exterior, en la calle, a lo que en ese momento, pasaba un automóvil por ahí, la piedra se incrustó en el auto, causando tremendo disgusto por el conductor, el cual dio el frenón y bajo rápidamente para buscar culpable.

Entre el alboroto algunos testigos junto con los niños, habían dicho que efectivamente, la piedra había sido aventada hacia la casa, pero que había regresado misteriosamente; a lo que el dueño del automóvil, no dudo en ir a reclamar a la ya citada.

Dando golpes fuertes al portón sin recibir respuesta alguna, no tardaron en decirle que en esa casa no vivía nadie y que no se le conocía dueño; indignado por tal ridículo en plena vía pública, no tuvo más remedio que retirarse del lugar.

Hubo un tiempo en que el camión de la basura tardó en pasar por esas calles, y los vecinos, de esa casa entonces, tenían, entre otras cosas, desechos como láminas de cartón viejas, cajas; basura no tan escandalosa y propia como para ser tirada por ahí sin que nadie se diera cuenta, a lo que no dudaron en pensar, en arrojarla al patio de la casa, desde su propia azotea, ya muy noche a manera de que ninguna persona de por ahí se diera cuenta de lo planeado, arrojaron la basura; pero cual fue la sorpresa de los vecinos, que al amanecer, les reclamaron que había basura afuera y que daba mal aspecto a la calle; y efectivamente, la basura se encontraba afuera de la casa, como si ellos la hubieran sacado, extrañadísimos por lo ocurrido, no tardaron en confesar, que habían arrojado la citada al patio de la casa por la azotea, pero que no creían lo que estaban viendo, el aire no pudo haber levantado las láminas o cajas, pues no se habían escuchado ruidos en la noche, además para sacarla tendrían que haber abierto el portón y hubiera sonado rápidamente.

Los hechos extraños empezaban a darse y no tardó la gente en preguntarse, que habrá haya adentro, o como será, a lo que todas las anécdotas o historias contadas por los aventureros, entre los que eran (chavos banda, paracaidistas o simples curiosos) que lograron adentrarse a la casa, se resumía en lo siguiente:

“Quien sabe cómo le hicimos, el chiste es que pudimos meternos a la casa”… ó

“Yo solito me trepé por la pared y caí adentro”…

Una vez en el interior de la casa, comenzaban a sentir extraños mareos, síntomas de mala presión, ganas de desmayarse, algunos se les nublaba la vista, otros veían todo a su alrededor retorcerse y de repente, la sorpresa de su vida, cuando por arte de magia, aparecían afuera de la casa, como si no hubieran entrado nunca.

Ahora bien, muchos han optado por no hablar del tema, a lo que se ha ido quedando en el olvido, aunque por ahí se dice, que quien llegue a pasar una noche en esa casa, sin amanecer a fuera de ella, entonces se quedará con ella. Para muchos ahí termina el relato de “La casa misteriosa”, o “La casa donde te sacan”, mejor conocida; pero he aquí, tal vez una de las 
tantas respuestas a lo largo de este extraño misterio.




La Leyenda

Con la llegada del ferrocarril a la ciudad de Orizaba, el paso del puerto de Veracruz hacia la ciudad de México, se vio utilizado por una infinidad de gente, un adinerado extranjero, probablemente español, que antes había visitado la ciudad, se había enamorado de la zona y del clima de la región, por lo que de regalo de bodas para uno de sus hijos, planeaba la construcción de una casa, donde viviría y daría frutos de una nueva manera, en la ahora tierra de agua alegre; la construcción se daría entre los años de 1870 y 1880; terminada la importante obra, el hijo extranjero llegó con esposa e hijo en camino, la casa ya preparada con sirvientes y un mayordomo de edad, fueron las primeras personas que junto con el matrimonio, iniciaron la vida dentro del hogar de regalo. Y al transcurrir los años, conmemoraban un año más de estancia en la ciudad, de vida y de hogar; la servidumbre, que con el paso de los años se haría casi parte de la familia, iba siendo cambiada debido a la edad o a motivos por los que no ya no podían seguir trabajando.

Eran una familia que tenía mucha confianza en la gente aledaña y daban pues oportunidad a gente que demostrara ser trabajadora formar parte de diversos trabajos, sin embargo permanecía en pie la figura del mayordomo, firme, obediente y claro, el principal de la servidumbre, querido por parte de la familia ya que era parte del inicio del nuevo hogar en nuevas tierras. Un amigo querido del hijo extranjero había venido de viaje a Orizaba, para probar suerte en el país, por lo que se había hospedado en la casa un cierto tiempo, su amistad incrementaría y la suerte daría fruto, como si destino fuese, el que llegase a esa casa tendría la fortuna asegurada, agradecido por la hospitalidad, un buen día partió para el interior del país para seguir con lo suyo, pero él tenía en su corazón, la valiosa vida y aprecio de la buena familia y de la casa.

Al pasar el tiempo falleció el padre del hijo extranjero, heredando éste su gran fortuna, lo que le dio más importancia y no tardó en resaltar entre la cuadra, por ser de los riquillos extranjeros.

Pasaron pues, alrededor de 25 años, ya el hijo extranjero, ahora era abuelo y cabeza importante de la familia, sus hijos casados, estaban repartidos en otras partes de México, pero la más chica de la familia permanecía soltera, y de la misma manera como el tiempo dejaba su huella en la ciudad, en los muros y en la familia, el mayordomo ya estaba grande, podría decirse que era como otro abuelo en esa casa; paso un mes en cama enfermo, bastante agradecido por el trato de el señor de la casa y la familia claro, pues aunque había servido a ellos, ellos ahora estaban a su lado ya en sus últimos momentos.

La leyenda cuenta, que un estafador, de buena pinta, ya merodeaba el asunto, y aprovechó la situación que estaba sucediendo, para hacerse pasar por un mayordomo con experiencia, debió haber sido un hombre no tan grande de edad, pero que ya se le verían algunas canas y también un pillo criminal que solo veía la manera de adentrarse en lugares de fortuna para saquearlos. El mayordomo falleció en la casa y al poco tiempo se presentó este hombre, que de alguna manera logró convencer al señor para tomar papel importante, es decir el hueco del antiguo mayordomo; estuvo estudiando al pasar de unos cuantos años, las actividades de la familia, sus conocidos, sus momentos importantes, se fue ganando la confianza poco a poco, pero por las noches, solo pensaba en la fortuna resguardada en alguna parte de la casa, en la manera de salir huyendo con todo sin ser descubierto, pero pasaba mas el tiempo.

Por fin la noticia esperada, la última hija del señor, se iba a comprometer, era una ocasión de fiesta, y que mejor fecha para hacerlo que en el aniversario 30 de la casa, fiesta que los que vivían en la misma, tenían en sus corazones por alrededor de los 30 años de su estancia, donde cada aniversario se reunían a comer, bailar y charlar sobre ese primer día de su llegada, se recordaba el aniversario 10 cuando había griterío de niños en la casa, o el aniversario 18 cuando se comprometió el primogénito de la familia; pues ahora era el aniversario 30 y el compromiso del último hijo, sería una cosa en grande, vendrían los demás hijos ya casados, familiares, amigos nuevos y antiguos, vecinos, y demás conocidos, hasta la misma servidumbre de años atrás vendría, aquellos que hubieran pisado la casa estaban de ley invitados a la celebración 30 de la llegada a un nuevo país.

El festejo iba a estar de lujo, al ahora nuevo mayordomo, ya le habían tocado 5 años de conmemoración, pero ahora se le encomendaba llevar la rienda de toda la servidumbre, ver que los preparativos estuvieran listos, las invitaciones, el banquete, y todo a la perfección, pues claro estaba, que sería mucho mayor que en los años posteriores; fue entonces cuando tan emocionado el señor le dijo al mayordomo que adoraba esa fecha en especial, que era como un día de suerte que les había tocado, el mejor regalo que su padre pudo haberle dado, y que iba mantener y hacer florecer mientras viviese; le contó al mayordomo como su fortuna incrementaba en vez de bajar casi año con año, a lo que el mayordomo solo le prestaba atención como queriendo sacar en donde se encontraba resguardada, y haciendo uso de sus tretas e inspirando ya confianza le saco la verdad, la fortuna estaba oculta en una parte de la casa tras unos libreros, lo más seguro es que haya estado en antiguos baúles, le dijo que le ayudará a ver de cuanto dispondrían para la fiesta, y al mostrar el inmenso dinero al mayordomo, este se quedó perplejo al ver la fortuna, desde ese día, se dice que no dormía tratando solo de planear como sacar toda esa cantidad, como la iba a gastar y adonde iría, seguramente se perdería en algún otro país con tanta riqueza.

Faltaba ya como un mes para la fiesta de los 30 años y el mayordomo no ideaba aún la fechoría; la leyenda dice que sentada en la mesa, la familia, ya listos para comer, la hija menor aún no lo hacía, a lo que el señor de la casa dijo:

- Aquí no come nadie, sino comen todos.

Y efectivamente llegó la hija menor y al sentarse iniciaron la comida, en ese momento al mayordomo se le vino la idea para lograr distraer a todos y así poder salir sin prisa ni escándalo y robar lo planeado.

Una mañana, el mayordomo se levantó temprano y fue a esos lugares ocultos donde venden polvos para limpiar, insecticida, aromatizante, o veneno, a lo que pidió un polvo raro, que según él, para deshacerse de unas alimañas, ahí le explicaron que una vez ingerido el veneno, el animal se cansaba y le provocaba sueño, a lo que tiempo después fallecía dormido.

Llegó el día de la fiesta y comenzaron a llegar las amistades de todas partes, vecinos de la cuadra, demás familiares, mientras que en la cocina se preparaba todo para la comida, unas versiones de la leyenda, dicen que el mayordomo echo el polvo en una crema o sopa de sabor raro, otra que echo pequeñas porciones del polvo en los saleros y que se sirvió un platillo que necesitaba de bastante sal para saborearse, otra que fue en las bebidas, o los postres, tal vez, el malvado, hizo todo lo mencionado, pero de alguna manera coloco el somnoliento veneno en la comida; y llegó pues la campana anunciando la hora de sentarse en la mesa, junto con el brindis, para esa hora ya todos los invitados deberían haber llegado, pues el compromiso se llevaría minutos antes de la comida, y a si fue; con aplausos y alegría se sentaron todos a comer, en una mesa adaptada y bastante grande, estaban todos los que habían vivido y pisado la casa, amigos hasta del interior y exterior del país habían venido para la celebración; el mayordomo se encontraba sumamente nervioso por el crimen que iba a cometer, pues había mucha gente reunida, niños, gente mayor, jóvenes, todos llenos de alegría, él sabía que iban a probar su última comida, pero ya no había marcha atrás, el solo hecho de pensar en toda la fortuna lo hacía regresar a ese plan despiadado.

Ya todos estaban sentados en la mesa, el señor de la casa dio un discurso antes de probar alimento, mirando a cada uno al rostro, agradeciendo por su asistencia a la importante fiesta, deseando lo mejor a cada uno, y claro está, larga vida, a lo que muchos no evitaban el derramar una que otra pequeña lagrima, por lo emotivo que representaba; cuenta la leyenda, que cuando el señor se dirigió al mayordomo para agradecerle por ocupar el lugar de su buen amigo que había fallecido en la casa, el cobarde todavía lloró, ¿sería de tristeza por el tremendo asesinato que iba a cometer? ¿ó de alegría por la fortuna de la que se iba a ser?, en fin, el mayordomo tuvo extremo cuidado de no ingerir el alimento marcado, del cual todos probaron, y que debió haber sido un platillo fuerte para no ser rechazado por nadie.

Terminaron de comer y se levantó la mesa, tal vez muchos fueron a la sala a charlar, algunos a bailar, los niños a jugar a las recamaras, nadie podía marcharse pues faltaba el pastel, que por lo general se sirve entre hora y hora media terminada la comida, el mayordomo ya solo contaba los minutos para que diera efecto; los niños comenzarían a dormir uno por uno, seguido de los mayores, de seguro fueron cayendo de sueño una persona seguida de otra, extraño ha de haber sido para los últimos que quedaban despiertos, mirando sorprendidos como caían de sueño los invitados, se dice que cuando empezaban a sentir el sueño, primero veían que todo les daba vueltas y se mareaban repentinamente, sin embargo no tardaría en llegar su propio turno.

Una vez que los invitados estaban durmiendo, el mayordomo se apresuró para cargar las bolsas de dinero en una carroza y así escapar, sin embargo, historias dicen, que cuando cargaba ya las ultimas bolsas o cofres, una voz se le metió en la cabeza, que le dijo:

– ¿Crees que te vas a salir con la tuya? – ¿Crees que no te van a encontrar? – Tan pronto llegue la ley, encontrarán los cuerpos y al no encontrar el tuyo sabrán que tu fuiste…

El mayordomo entonces se vio en una desesperación, esa voz tenía razón, tenía que hallar la manera de deshacerse de los cuerpos, la leyenda dice, que entonces se le vino la idea de echarlos en la fosa séptica, destaparía el hueco destinado a los desechos bajo la casa y ahí depositaría los cadáveres, primero juntaría a todos los cuerpos y los arrojaría uno por uno, sin embargo la voz lo torturaría de nuevo:

-Parece que encontraste la solución, pero, ¿qué te hace pensar que van a caber todos ahí?, se te va llenar rápido ¿no crees?

Esa voz volvía a entorpecer los planes del mayordomo, pues tenía razón de nuevo, los cuerpos ocuparían demasiado espacio, a lo que se le ocurrió la macabra idea de cortar los cuerpos; lo más seguro es que haya utilizado un hacha o serrucho para descuartizar a toda la gente, y así en pedazos poder arrojarlos al interior de la fosa.

Ya era muy noche y a unas cuadras antes de la casa se veía un jinete, era el amigo de la familia, que hacía tiempo le habían brindado tal hospitalidad en la casa, quien sabe cuál habrá sido la demora, quizás le ocurrió un pequeño accidente, un camino equivocado, tal vez él mismo decidió llegar tarde o el destino o la misma casa, sabía lo que iba a ocurrir y cual si fuera una manera de pedir ayuda, este amigo de la familia sería el único que no llegaría a tiempo a la comida, no la probaría y claro está no moriría, sino que sería el testigo y salvación decente para que el mayordomo no acabara con los demás cuerpos que faltaban.

La leyenda dice, que este amigo de la familia decidió dejar el caballo unas cuadras antes para ir a pie, recordar aquellas calles, y claro está, dar la sorpresa a el señor y a la familia por su llegada inesperada; al llegar encontraría el silencio del hogar marcado, tal vez las luces apagadas, no solo de esa casa, sino también de la demás cuadra, durmiendo de seguro, pero no, pues habían asistido a la comida y se encontraban ahí, sigilosamente con el juego de llaves que poseía cuando antes vivía, logró entrar, dando pequeños y silenciosos pasos, pero, al entrar pudo notar el tremendo olor a muerte que desprendía el lugar, parecía no creer lo que estaba viendo, se dirigió hacia donde escuchaba fuertes golpes, que era donde el mayordomo daba tremendo castigo a los cuerpos de cada invitado; entonces la voz regreso a la cabeza del mayordomo:

-¿Lo ves?, te dije que te iban a encontrar, ahora no puedes esconderte.

Entonces el mayordomo dio un grito de desesperación de ¡Nooo!, ¡cállate!, ¡Nadie lo sabe!, y el amigo veía como se daba golpes en la cabeza, ante tal escena de ver partes y sangre, le dieron ganas de vomitar, pero no podía ni moverse por el inmenso terror que sentía, y a si dando un mal paso choco con una botella que al caer dio tremendo cristalazo en el suelo…lo que llamó la atención del mayordomo, el pobre tipo se escondió tras un sillón, temblando y casi a punto de orinarse, ahí, se acercó el mayordomo con sigilosos movimientos, tratando de no darse a notar, buscando el motivo extraño por el que aquel estruendo había sucedido, y el tipo se encontraba en una completa desesperación mental, entre si me defiendo, me quedo quieto, ¿Qué hago?, y el mayordomo de seguro con puñal en mano deseando que lo que la voz le había dicho, no fuera cierto; fueron minutos de miedo silencioso, entonces el mayordomo prosiguió a continuar con su fechoría y terminar de una vez, entonces el tipo, al ver que el mayordomo se retiró, cegado de miedo salió de su escondite casi a punto de llorar, pero lo más seguro es que hasta se haya mordido los dedos para no gritar de terror y dar nuevos anuncios; la historia cuenta que antes de salir, él tipo escucho una voz que le dijo:

-¿Por qué te vas?, ¿Ayúdame?

Pero el tipo lleno de miedo, salió de ahí, caminó la calle y llego hasta su caballo para escapar lo más rápido.

Entrada la madrugada, el mayordomo ya había terminado de arrojar los cuerpos a la fosa y lavado el cuarto de sangre y de seguro la fortuna debió estar lista para partir en una carreta, sin embargo ya tapando el hueco de la fosa, se dice que la voz entró una última vez para ya no salir de la cabeza del mayordomo, quien sabe cuántas cosas taladraban los pensamientos del mayordomo que no lo dejaban descansar, tal vez eran las voces de la gente que lo atormentaban, tal vez la voz de la casa o del antiguo mayordomo que había fallecido ahí, o el mismo mal que una vez se le había metido en la cabeza, sin embargo no aguantaba tal conflicto, versiones dicen que tomó el puñal y se lo clavo en la cabeza, otras que resbaló y cayó al hoyo y ahí herido entre la sangre y los cuerpos mutilados, vio el mismo rostro de terror en persona que le hablaba en su cabeza.

Al otro día, las cuadras vecinas permanecían quietas, cuando llegó la autoridad máxima y se presenció lo ocurrido, se dice que la casa clamó ayuda de justicia por segunda vez, pero las autoridades al ver toda la fortuna ya lista para salir, decidieron ocultar toda evidencia, rellenaron y taparon el hueco de la fosa, confiscaron los muebles, y claro las demás casas vecinas, todos esos bienes pasaron a dividirse entre los testigos, quienes para lavarse todavía más las manos, vendieron las casas vecinas a otra gente tercera, otros las derribaron para construir nuevamente y a si vender, pero la casa permaneció ahí sin moverle, tal vez por respeto o por miedo a no tocar lo que ahí había sucedido.

Se dice que la casa pasó a manos de un importante adinerado de Orizaba, quien al tratar de venderla, tuvo que primero ir a mostrarla en su interior, sin embargo al hacerlo, la casa como si pareciera saber el interior de las personas, hizo que sintiera mareos para después hacerlos aparecer afuera, la casa ya no confiaría más en nadie, por lo que personas que entrarán serían rechazadas inmediatamente. Sin embargo cuentan que si alguien llega a ser aceptado por las almas o por la casa, quien logre pasar la noche sin amanecer o aparecer afuera, entonces, la casa será suya.

Pero, y ¿qué paso con el amigo de la familia, el tipo que fue testigo de todo?, un rumor dice que se fue al interior del país, donde quedó mudo del susto, sin embargo al pasar el tiempo le regresó el habla y a si contó todo su drama, tal vez lo creyeron loco, tal vez la historia se deformó al pasar de voz en voz, pero ahora lector tú la sabes, y solo resta decir, que el juicio está en ti y tu sabrás que decir.

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