En otra versión se explica que las tepas son ninfas vestidas de blanco que cuidan los montes o viven en los ríos, como espíritus del agua que se llevan a los niños.
Cuenta la leyenda jarocha que había unas jóvenes que buscaban leña en el monte y se perdieron, al no encontrar el camino de regreso a casa, se quedaron a vivir en el monte y se convirtieron en estos espíritus protectores.
Se dice que cuando "alguien se interna en el bosque o para cazar primero tiene que pedirles permiso pues de no ser así el bosque se les cierra los caminos se borran solo abandonando lo que hayan sustraído podrán encontrar la salida".
La niña que se salvó
Se cuenta que en la década de 1930, a orillas del Arroyo el Mollejón, en Poza de Cuero, la señora Abundia Becerra salvó de la tepas a su pequeña hija Galdina.
Una tarde, cuando la niña jugaba en la orilla del río, aparecieron unas mujeres de estatura pequeña que vestían de blanco y le decían, "ven, Galdina, ven".
La niña, como hipnotizada, caminaba en dirección de los espíritus que la llamaban.
La madre vio a la pequeña que estaba a punto de entrar al agua y desesperada, la mujer grito para detenerla, pero la pequeña no volvía la cabeza pues seguía mirando a las mujeres que le gritaban desde la otra orilla.
Abundía alcanzó a su hija, quien le dijo "Mamá, esas señoras quieren que vaya con ellas, me están llamando". Aunque la mamá no vio a nadie, supo que se trataba de los espíritus que viven en los arroyos.
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